En mi folclore personal hay ciertas criaturas y lugares que pueden mejorar mi día con tan solo cruzármelos en el camino. También pueden ser hábitos y situaciones extraordinarias, la lista va engordando sola mientras transito lo cotidiano.
Hace unas semanas, por ejemplo, estuve en Barcelona y unos amigos me dijeron dónde podía ver a un pato regentando un kiosco. Los días que estuve libraba, pero de llegar a verlo habría pedido un deseo.
Adoro los pichones de paloma y tórtola de forma no irónica. Quiero aclararlo porque hay mucha bromita conque son feos y quienes pensáis eso no tenéis ni puta idea, francamente.
Son seres adorables de pico y patas enormes, y un primer plumaje punki y destartalado que da ternurita. Recogí a Trini siendo una pichona temblorosa medio amarilla y cuando decidió marchar era un ave suavita y gris perla que gustaba de subirse a mi cabeza.
Si el niño que te cruzas por la calle mientras vuelve del kárate tiene un kimono que no es de su talla, puntúa doble.
Para muchas señoras el carro de la compra es una parte indivisible de ellas y llama mi atención que no los personalicen más. En mi barrio hay varias que les cuelgan peluches concebidos para ser llaveros; una señora lleva cuatro y entre ellos está Mimosín. Siempre andan limpios como un jaspe, imagino que los echa a remojar con frecuencia.
Otra señora decoró el suyo colgándole varias cruces de diferentes materiales. Me gusta pensar que quiere exorcizar al barrio.
Pones las lentejas en remojo y se escapa una. Días después encuentras que ha brotado en tu fregadero y te surge el dilema de arrancarla o intentar conservarla más de cien días hasta que tu planta de lenteja crezca fuerte y puedas cosechar sus vainas reiniciando así el ciclo.
Aquí es imposible escoger y entran todos: perrito viejito, cachorro de perrito, perrito en cesta de la bici, perrito asomado en ventana…
¿Imagináis un mundo sin perritos? ¿Sabéis la mierda que puede llegar a ser eso? Yo los necesito para vivir. Necesito saber que siempre estarán ahí haciendo sus cosas de perritos o simplemente respirando. Son los mejores y no acepto discusión al respecto.
Las observas desde tu espacio temporal y cuando accedes a cualquiera de ellas te transportan a un punto indeterminado entre las décadas ‘70 y ‘80. Desde dentro no recuerdas nada de tu anterior vida, encuentras cosas que creías extintas y hasta el ambiente huele diferente. Es la Tardis de las ciudades.
Si no está echada a perder no es una buena galería o pasaje comercial, pero al menos un comerciante tiene que estar ahí aguantando. Un zapatero, una tienda de productos de Europa del Este, el informático que todo el mundo te recomienda cuando se te ha ido el disco duro…
La imagen me gusta más cuando los señores son mayores. Adoro ese gesto del que sostiene el paragüas de pasarle el brazo por encima al otro para cubrirse mejor ambos.
Mi padre era mucho de agarrarse así a cualquiera que tuviera al lado, pero porque era medio cojo el pobre hombre y se dejaba caer un poco mientras lo hacía.
En mi barrio hay gorriones con leucismo parcial en sus alitas; vamos, que tienen plumas blancas preciosas y muy llamativas intercaladas entre las habituales.
Un amigo de padre ornitólogo me comentó hace muchos años que esas familias de gorriones podían verse por mi zona desde siempre porque al ser gregarios, generaciones y generaciones de estos pajarillos tan especiales se quedaron aquí.
En la plaza Virgen del Pilar de la Barzola, vive una gorrioncilla divina que tiene esta particularidad genética y en el Parque de Miraflores, hay un mirlo de cabecita blanca que rivaliza fuertemente con la garza real que lidera el estanque. Hace muchos años un gorrión casi blanco solía aparecer por los jardines del Alcázar. Su último avistamiento fue en el Arenal, junto al Arco del Postigo.
No vengo aquí a llorar, he tenido bastantes de estos porque soy vieja y ya he tenido bastante de todo. Aun así, me sigue sorprendiendo cuando el proyecto va bien a la primera, confían en tu criterio y tienen unas ganas tremendas de pagar y cerrarlo. ¿Qué hice bien para merecer ésto?
Parece que nadie sabe ir bien en patinete y cuando se cruzan en el carril bici mientras pedaleo me molesta, pero con los canis hago una excepción. Suelen ser un absoluto peligro y podrían terminar con tu vida sin despeinarse, lo sé, y sin embargo no puedo evitar que me enternezca ver a dos compartiendo ese patinete que te llevará a la UCI. Se une además otra de mis imágenes favoritas: los amigos clónicos.
Mi agarre favorito es cuando el cani de atrás toma por la cintura al de delante: malotes pero bien bros. Si el de atrás es el que conduce y el de delante también coge el manillar, me recuerda a la escena de Titanic y siento cierta simpatía a pesar del plus de inestabilidad. Lo que no soporto es ver que el de atrás pone sus manos en los hombros del que está delante como si fuera un halcón enganchado al guante de piel del cetrero.
Hace unos meses coincidí en un evento con un famoso director que fue en condición de famoso director y yo en condición de nadie, y mientras caminábamos donde se hacía la cena le conté justo esto. De todos los temas de conversación interesantes decidí dar esta primera impresión de loca del coño, con la suerte de que él me desarrolló más al respecto (porque es bastante amable). Espero lo mismo de vosotros.
Cosillas
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Elizabeth Sweetheart es una octogenaria que condensa toda la dulzura del mundo y es conocida como the green lady.
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Colección de perritos super tiernos mirando las luces navideñas.
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El ficus de San Jacinto murió, pero siempre podemos acudir a Google Maps para admirar lo precioso que fue ese gigante centenario.
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Marion Stokes estuvo grabando lo que se emitía en televisión 24 horas al día durante 30 años. Acumuló más de 70 mil cintas.
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La revista AD hizo un recopilatorio de los pasajes y galerías comerciales más bonitos a su criterio. Tan pijos que solo te transportan a tu miseria económica.
❤️ Abrazo de cani en patinete. Nazaret.
Tambien esta la versión clasica de chaval montado en el manillar de la bici con el riesgo de caer en la rueda y rasparse toda la entrepierna 😱
Te acabo de descubrir, me ha encantado esta carta :) (Sobre todo los niños de kárate, los señores que comparten paraguas y los canis que se agarran con amor).