A estas alturas, ya habréis notado que tengo un montón de historias y la mayoría hacen dudar de si son ciertas o no. Son las que más me gustan, porque reflejan esa esencia embustera que siempre ha estado presente en mi familia y ni ustedes ni yo llegaremos a conocer jamás la verdad, de lo que mutan o a lo largo de los años.
Hace unas semanas fue mi santo, algo que no celebro salvo para reclamar regalos. Ese día que me corresponde, también lo celebran todas las que tenemos nombres que hicieron levantar la ceja al cura mientras nos echaba agüita en la nuca.
Tardé muchos años en acostumbrarme a mi nombre. Quise llamarme Eugenia, como la presa de la telenovela Señora o Estrella, porque siempre fui una niña muy cósmica. A la gente le costaba recordar el mío y cada vez que escuchaba "Desiré", me daba vuelta, ya que dos de cada tres se referían a mí.
Con los nombres largos pasa que suelen acortártelo sin preguntar y si alguien por quien no siento el mínimo aprecio me llama Naza me horroriza, pero si le tengo cariño me encanta. Para mis primeros amigos de Internet y algunos más longevos era Naz. Para la tita y la abuela, Nasi. Para mi amiga Ara, Nacita. Nazarecita si se me va a reñir y Nazaret si la cosa es seria. Como me rodeo de una mayoría de andaluces occidentales escucharé Naçarêh.
Siempre tuve entendido que mi madre barajaba llamarme Alejandra, pero se decidió por Nazaret tras visitar a uno de sus compañeros de trabajo, que estaba hospitalizado.
—Alejandro era como quería llamar a tu hermano, pero tu padre insistió en nombrarle él y yo ya dije de ponerte el tuyo y continuar con eso de los lugares bíblicos, sin saber si me dejaría el cura.
A este compañero de mi madre le había caído un rayo, cosa bastante común dentro de su profesión y a lo que estaban en cierto modo acostumbrados. Al suceso, claro, no a que te caigan rayos constantemente.
—No, no, a éste no le cayó ningún rayo. ¡Si era contable!
Ese compañero no solo le sugirió que me llamase Nazaret sino que también le dijo qué día del santoral me correspondía.
—El tuyo y el de tu hermano, que también se lo sabía. Pero el nombre te lo puse yo, qué coño.
Mi madre me llamó Nazaret porque fue el último deseo de su compañero moribundo.
—Qué no. Que él solamente me contó la historia de vuestros nombres cuando fuimos a verle. Una historia larguísima, también te digo, no me quedé con nada. Él había estudiado de esas cosas de lo de arriba.
—¿Teología?
—¡Eso! Era muy religioso.
—¿Se estaba muriendo al menos?
—Sí, pero no por un rayo.
—Vaya mierda de historia…
—Bueno, se murió justo el día que naciste.
Cosillas
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Ya se puede ver el trailer de Pobre Marciano, el nuevo corto que mi amigo Alex Rey se ha currado en los últimos meses y que es una maravilla.
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El primer gato con nombre del que se tiene constancia fue Nedjem y era egipcio, por supuesto.
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Por si tienes curiosidad de saber cuánta gente se llama como tú en España. En Jaén es donde más Nazaretes hay.
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Lo mismo pero en el mundo entero.
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On the first part of the journey, i was looking at all the life. There were plants and birds and rocks and things…
❤️ Abrazo gordo, Nazaret.
De pequeña quería llamarme Berta ( por Isabel Ordaz en los Mundos de Yupi). No me gustaba mi nombre pero me reventaba cuando me llamaban por otro, y me encantaba el 8 de septiembre porque tenía regalos.
Me encanta esa esencia embustera de las historias, y cómo la has reflejado. Por mi santo, mi abuela siempre cantaba "Santa Marta, Santa Marta, tiene tren, tiene tren, pero no tiene tranvía. Si no fuera por las olas, caramba, Santa Marta moriría, caramba". En su voz sonaba dulce, así que siempre pensé que era una canción bonita. Oh well ✨️